El sicodrama, como marco teórico y cuerpo técnico, nos ofrece un amplio abanico de posibilidades terapéuticas a través de la toma de consciencia de contenidos internos puesto en juego en el espacio sicodramático.
Globalidad y aspectos existenciales: libertad, conocimiento, responsabilidad, historicidad.
Valor de la imagen, la expresión corporal y no verbal, así como de la construcción simbólica.
Análisis e introspección como elementos indispensables para orientar el aprendizaje del cambio.
La persona como ser irrepetible, única y especial, con tendencia innata a la creación y a la autorrealización.
Cultivo de la dimensión emocional -lo intuitivo, lo contemplativo- para restablecer el equilibrio vital.
Comunicación basada en el respeto al sí mismo, conociendo barreras del lenguaje que dificultan su función.