La motivación hacia el aprendizaje es innata en el ser humano.
A través de una reorientación hacia la satisafacción del propio aprendizaje, la focalización de los intereses , talentos y capacidades personales, el desarrollo de una comunicación efectiva de las experiencias emocionales, así como un sistema de refuerzo de la autoestima desde el contexto educativo y de convivencia, es posible mejorar la experiencia del aprendizaje.